El sábado pasado un grupo de padres, niños y catequistas de confirmación nos fuimos de convivencia a la Aguilera, a conocer el convento que más está dando que hablar (para bien o para mal) en los últimos meses.
Con puntualidad británica (insólito en la parroquia) y con el GPS mareado, llegamos al pueblo burgalés, y allí, cantando, nos recibieron las monjitas (¿100? ¿120? no sabría decirlo…) en un enorme locutorio con gradas. Casi todas eran muy jóvenes, rubias, morenas, delgadas, menos delgadas… Todas con un hábito de tela vaquera y una sonrisa en los labios. Antes eran clarisas, pero hace unos meses el Vaticano aprobó el nuevo instituto
Iesu Communio, dando respuesta al nuevo carisma que el Espíritu estaba suscitando (diferente al de las clarisas, os lo aseguro).
Pasamos la mañana con ellas, haciéndoles preguntas y escuchando sus testimonios acerca de lo que Dios había hecho en sus vidas. Antes de irnos, pasamos a la capilla para tener un ratito de oración en torno a la Virgen, donde pudimos poner nuestras vidas en su regazo de madre.
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Después de celebrar misa en la parroquia de la Aguilera y de hacer alguna foto de grupo, nos fuimos a comer a unos salones parroquiales que generosamente nos dejaron en Aranda de Duero. En la sobremesa no faltó el partidillo de fútbol y el café en un bar cercano, antes de poner rumbo de nuevo a Valdemoro.
Así contado, no parece nada del otro mundo, pero a mí aquel día se me plantearon algunas dudas.
¿Cómo puede ser posible que se llene un autobús avisando de una convivencia con tan poca antelación?
¿Por qué con la carretera nevada que se extendía ante nosotros y que nos hacía temer que fuese imposible llegar a la Aguilera, de repente cogemos la carretera secundaria (sí, sí, esa por la que no pasan los quitanieves) y, de repente, ya no hay nieve?
¿Cómo pueden juntarse en un mismo convento casi 200 jóvenes a las que Dios va a suscitar un carisma distinto al de la Orden en la que entraron?
¿Y cómo se cruza este carisma, escondido en un pueblo de Burgos, con una joven de Estados Unidos? ¿Y con una de Polonia?
¿Cómo una niña rubita con sólo 15 años puede descubrir que Dios la quiere toda para Él y para siempre (que se dice pronto)?
¿Qué tiene la maternidad espiritual, que una chica a la que saco 5 años puede ser mi madre?
¿Cómo pueden personas escondidas en un convento sostener a la Iglesia?
¿Qué probabilidad hay de que vayas con tu hijo de convivencia a ver a unas monjas y descubras que una de ellas antes era compañera tuya del trabajo?
¿Por qué si te llama un cura de otra diócesis a las 11 de la mañana un domingo para pedirte usar tus salones parroquiales dentro de 4 horas, tú no dudas en dejárselos?
¿Qué tienen las convivencias de la parroquia que cuando hay que volver siempre hay alguien que dice: "¿ya nos vamos? ¿Tan pronto?" ?
Qué impresionante es cuando te fías de Dios y empiezan a pasar cosas que parecían imposibles...
“¿Aquí ha habido algún milagro?” Cuando Alex les hizo esta pregunta a las monjas en el locutorio, yo ya había visto varios.
Cris+