lunes, 28 de marzo de 2011
domingo, 13 de marzo de 2011
LLAMABA A COMPARTIR SU VIDA Y SU MISIÓN (de las catequesis preparatorias de la JMJ)
"En realidad, es a Jesús a quien buscáis cuando soñáis la felicidad; es Él quien os espera cuando no os satisface nada de lo que encontráis; es Él la belleza que tanto os atrae; es Él quien os provoca con esa sed de radicalidad que no os permite dejaros llevar del conformismo; es Él quien os empuja a dejar las máscaras que falsean la vida. Es Jesús el que suscita en vosotros el deseo de hacer de vuestra vida algo grande, la voluntad de seguir un ideal, el rechazo a dejaros atrapar por la mediocridad, la valentía de comprometeros con humildad y perseverancia para mejoraros a vosotros mismos y a la sociedad, haciéndola más humana y fraterna.” (JUAN PABLO II, Jornada Mundial de la Juventud, Roma, agosto 2000).
Cada uno tiene que pararse a pensar si son éstos los sentimientos que más frecuentemente ocupan su corazón: soñar la felicidad, sentir insatisfacción con lo que se encuentra, sentirse atraídos por la belleza, tener sed de radicalidad, dejar las máscaras que falsean la vida, hacer de la vida algo grande, seguir un ideal, hacer una sociedad más humana y fraterna.
Juan Pablo II no se limitaba a afirmar lo que con toda probabilidad eran los sentimientos más comunes de los jóvenes. Interpretaba esos sentimientos y declaraba su significado: "Es Jesús a quien buscáis., es Él quien os espera., es Él la belleza que os atrae, es Jesús quien suscita en vosotros el deseo…
La llamada de Jesús resuena dentro de nosotros mismos, en nuestra propia vida. Podemos reconocer la pregunta que hizo Jesús a los dos discípulos de Juan Bautista, cuando le seguían sin saber bien adónde: "¿Qué buscáis?" (Jn 1,37). Y podemos reconocer también la respuesta que acertaron a balbucir los discípulos: "Maestro, ¿dónde vives?" (Jn 1,39). Se dejaron atraer por Jesús y consintieron en seguirle.
2. Escuchamos la Palabra de Dios
Nuestra existencia no es puro azar, no hemos sido arrojados al mundo, no existimos por casualidad o por un absurdo. El Señor tiene un plan para cada uno de nosotros. Cuenta con nosotros para confiarnos una misión: es lo que estamos llamados a hacer en la vida para tejer la historia y contribuir a la edificación de su Iglesia, templo vivo de su presencia.
En origen de nuestra vida hay una llamada. Vivir es percibirla, permanecer a la escucha, ser valientes y generosos para responder. Al final de nuestra existencia en la tierra seremos considerados siervos fieles que han aprovechado bien los dones que se nos han concedido.
Hemos sido creados a imagen de Dios, para ser sus hijos, unidos por la acción del Espíritu Santo a Jesucristo, que es el Hijo. Estamos tan fuertemente llamados a vivir unidos a Jesucristo, que sólo conociéndole a Él nos entendemos a nosotros mismos y comprendemos nuestro destino. Por eso el primer paso de nuestra respuesta es el Bautismo, por el que fuimos hechos miembros de su Cuerpo. En Él se va formando el pueblo de los llamados.
Nadie mejor que Jesucristo, el Hijo Eterno de Dios hecho hombre, puede hablarnos y reproducir en nosotros su imagen de hijo. Por eso nos invita a seguirle, a ser como Él, a compartir su vida, su palabra, sus sentimientos, su muerte y resurrección. El Hijo de Dios se hizo hombre para que la llamada de Dios resuene siempre en nosotros. No existe un solo párrafo en el Evangelio, o un encuentro o un diálogo que no exprese, directa o indirectamente, una llamada por parte de Jesús. Según los relatos de los evangelios, parece que, Jesús siempre deja a quienes se encuentran con Él la misma preocupación: ¿qué hacer de mi vida?, ¿cuál es mi camino?
Jesús llama a todos. Es una llamada universal. Rompe las barreras de lo puro-impuro, pecadores-fieles. Llama a los publicanos que están lejos de la comunidad, incluso a los zelotes, o a los simples iletrados pecadores.
La llamada es apremiante. La respuesta debe ser rápida y sin reservas. Ante su llamada no se puede tergiversar nada ni tomarse ningún tiempo para realizar otras tareas humanas. A la llamada de Jesús para el Reino los discípulos responden inmediatamente y con toda la vida.
Los discípulos siguieron a Cristo. Seguir a Jesús es fiarse de Él, dejarse iluminar por Él. La "obra" principal que el Padre pide de quienes siguen a su Hijo es "que crean en él" (Jn 6,29).
Los discípulos son invitados a seguirle viviendo con Él y como Él. Es la llamada de Jesús a todo hombre. Una llamada que, para ser escuchada, requiere búsqueda y generosidad. De otro modo es difícilmente perceptible.
Jesús llama a dar la vida: lo experimentaron los primeros discípulos y todos los que le han seguido después. Seguir a Jesús consiste en compartir su propio destino, en ser y obrar como Él. Más en concreto: vivir su misma relación con el Padre y con los hombres, sus hermanos. Los discípulos de Jesús aceptan la vida como un don recibido de las manos del Padre, para "perderla" y verter este don sobre aquellos que el Padre les ha confiado.
La vida toda de Jesús, y todo su ser, gira en torno a la misión. En ella se concentra y se expresa su obediencia al Padre y su amor tan extremado a sus hermanos: "Nadie tiene un amor más grande que éste: el de dar la vida por los propios amigos" ( Jn 15,13).
"Jesús, al invitar al joven rico a ir mucho más allá de la satisfacción de sus aspiraciones y proyectos personales, le dice: 'Ven y sígueme'. La vocación cristiana nace de una propuesta de amor del Señor y sólo puede realizarse gracias a una respuesta de amor: 'Jesús invita sus discípulos al don total de su vida, sin cálculo ni interés humano, con una absoluta confianza en Dios.
Siguiendo el ejemplo de tantos discípulos de Cristo, acoged también vosotros con alegría, queridos amigos, la invitación a seguirle para vivir intensamente y con fecundidad en este mundo. Por el Bautismo, en efecto, llama a cada uno a seguirle a través de acciones concretas, a amarle por encima de todo y a servirle en sus hermanos. El joven rico, infelizmente, no acogió la invitación de Jesús y se marchó muy triste. Le había faltado valentía para desprenderse de los bienes materiales para encontrar el bien incomparable que Jesús le proponía.
La tristeza del joven rico del Evangelio es la que nace en el corazón de cada uno cuando no se tiene la valentía de seguir a Cristo, de elegir la mejor opción. ¡Pero nunca es demasiado tarde para responderle!
No tengáis miedo, queridos muchachos y queridas muchachas, si el Señor os llama a la vida religiosa, monástica, misionera o de especial consagración: él sabe dar una profunda alegría a quienes responden con valentía. Invito, además, a los que sienten la vocación la matrimonio a acogerla con fe, comprometiéndose a poner sólidas bases para vivir un gran amor, fiel y abierto al don de la vida, que es riqueza y gracia para la sociedad y para la Iglesia" (BENEDICTO XVI, Mensaje a los Jóvenes en la XXV JMJ, 2010).
3. Nuestra respuesta
La historia de toda vocación cristiana es la historia de un diálogo entre Dios y el hombre, entre el amor de Dios que llama y la libertad del hombre que responde a Dios en el amor. Un encuentro de dos libertades. Nada más sagrado, nada que exija más respeto.
Para acoger una propuesta fascinante como la que nos hace Jesús, para establecer una alianza con él, hace falta ser jóvenes interiormente, capaces de dejarse interpelar por su novedad, para emprender con él caminos nuevos. Jesús tiene predilección por los jóvenes, como lo pone de manifiesto el diálogo con el joven rico; respeta su libertad, pero nunca se cansa de proponerles metas más altas para su vida: la novedad del Evangelio y la belleza de una conducta santa.
El cristianismo sólo se puede vivir en plenitud si se vive desde la llamada. "Si quieres" dice el Señor. Él respeta nuestra decisión, nuestra libertad.
domingo, 6 de marzo de 2011
RESUMEN DE LA SEGUNDA REUNIÓN INFORMATIVA DE LA JMJ
Si queréis apuntaros como voluntarios (por aquello de “dad gratis lo que gratis habéis recibido”, porque es cierto que la organización se está viendo un poco desbordada con toda la gente que se prevé que venga, porque el Papa después tendrá un encuentro sólo con los voluntarios…), lo mejor es que os apuntéis para colaborar la semana previa y no el fin de semana propio del encuentro, para que así podáis disfrutar de las actividades fuertes.
Con respecto al Proyecto Nicaragua Madrid-2011, sabed que ya hay jóvenes en Nicaragua reuniéndose para prepararse para la JMJ. En próximas reuniones os los iremos presentando para que conozcáis a estos hermanos nuestros que tanto van a dar y recibir en nuestra parroquia este verano. En la próxima reunión, además, os cantaremos el plan de actividades que ha propuesto el Proyecto para la semana previa a la Jornada.
Como el catecismo dice de los laicos que “en las comunidades eclesiales, su acción es tan necesaria que, sin ella, el apostolado de los pastores no puede obtener en la mayoría de las veces su plena eficacia”, y nuestros sacerdotes, por mucho que quieran, no se pueden partir por la mitad para llegar a más cosas, se ha establecido un comité para planear lo que vamos a hacer en la semana previa a la Jornada y otros temas de organización. Los valientes son: Lisseth, Patricia, Ana Sánchez, María, Laura, César, Sergio Mateo y Lara.
La siguiente reunión será el sábado 14 de Mayo a las 18.00 en la casa parroquial, pero antes tendremos un encuentro de jóvenes con nuestro obispo, con motivo de la visita pastoral, que será el viernes 1 de Abril a las 20.30.
¡¡No faltéis, y avisad a todo el mundo, que estas cosas son las que hacen parroquia!!
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miércoles, 2 de marzo de 2011
ANUNCIABA EL REINO DE DIOS: SU ENSEÑANZA Y SUS OBRAS (de las catequesis preparatorias para la JMJ)
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martes, 1 de marzo de 2011
VISITA A LA AGUILERA (BURGOS)
Por la mañana, estuvimos en uno de los locutorios de su nuevo y rehabilitado convento, hablando con tres monjas, muy simpáticas, que nos dieron a conocer no sólo la palabra de Dios más viva que nunca, sino también, su ejemplo de vida, alegría, pasión por vivir, en resumen, que su vida es Cristo y nos invitan a que sea la nuestra también.
Por la tarde, tuvimos el privilegio de ver la toma de hábito de una chica, Toñi, de 20 años. En la
toma de hábito, casi al final de la Eucaristía, se llevaron a la chica para vestirla con el hábito, pero
sin la toca y, al acabar, dan la opción de pasar a rezarle a la “Virgen Pastora”, un momento
individual y muy especial. Es aquí donde cada uno pone su vida delante de la Virgen, postrado ante sus rodillas.
Una vez terminada la Eucaristía, estuvimos en otro locutorio, muy peculiar, muy grande y con
forma circular: todas las monjas estaban a un lado, y las personas que las acompañábamos ese día, al otro. Allí estuvimos hablando con ellas, haciendo preguntas, contando sus vocaciones. También ahí mostraban su alegría, nos regalaron algunos cantos e incluso, unas sevillanas.
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Como las monjas están abiertas a la conversación, nos quedamos hablando un rato con unas
monjas, y luego nos volvimos todos llenos de euforia, alegría, rezando el rosario en el camino de
vuelta y cantando canciones, compartiendo nuestras propias experiencias del día y también,
hablando sin decir nada, pues en nuestros corazones estaba Jesucristo y lo único que podíamos
hacer era mostrar nuestra sonrisa de oreja a oreja.
Para terminar el día, nos fuimos a cenar todos juntos y a comentar el día tan completo y
maravilloso que habíamos vivido.
Grupo de los jueves
TESTIMONIO GRUPO DE JÓVENES
Para nosotros, este grupo de jóvenes ya confirmados, es un medio de descanso de nuestro
estrés diario, en el cual nos expresamos y ponemos de manifiesto nuestras opiniones de forma
libre, compartiendo con nuestros compañeros temas de actualidad, gran interés, y útiles para
jóvenes en la actualidad.
A lo largo del curso, aparte de conversar cuando nos reunimos los jueves a las 20,00 horas,
también realizamos diferentes actividades, como son las convivencias, en las cuales
conocemos y compartimos nuestra fe; colaborar con el voluntariado de San Juan de Dios, en
Ciempozuelos, y conociendo a los distintos enfermos que allí viven; tareas de acción social,
etc…
Antes de entrar en el grupo, estábamos un poco perdidos, sin un grupo de referencia con
jóvenes donde ubicarnos, juntarnos y compartir nuestras inquietudes. Pero cuando nos
propusieron entrar en este grupo, todo ha cambiado. Desde que comenzamos a reunirnos,
nos sentimos como en familia, y a medida que va pasando el tiempo, vamos sintiendo la unión
con el resto de compañer@s y el catequista.
Grupo de los jueves